Elpatrimonio

Las estatuas

La ciudad de Tarbes posee un patrimonio histórico y cultural rico y apasionante.
Sus espacios públicos al aire libre están decorados con varias obras de arte, delante de las cuales
pasamos a menudo, sin tomarnos el tiempo de detenernos.

Sin embargo, algunas de ellas serían dignas de formar parte de los museos más bonitos.
¡Tú opinas!

La estatua del Mariscal Foch

Tres veces mariscal y vencedor de la Primera Guerra Mundial, este ilustre hijo de Tarbes representado a caballo sigue siendo un poderoso símbolo.

Situado en frente del cuartel del 1.er Regimiento de Húsares Paracaidistas, la estatua del mariscal Ferdinand Foch (1851-1929) se alza en una magistral puesta en escena, devolviendo a los aliados su vocación de desfile militar. Foch siempre se negó en vida a que le dedicaran una estatua: «Tenemos mejores cosas que hacer por el bien público», decía. En 1932, tres años después de su muerte, la estatua de Michelet, realizada gracias a una suscripción pública, rindió homenaje al hijo más famoso de Tarbes del siglo XX.

Se erigió en la que por entonces era la plaza du Baron Larrey: otros tiempos, otros símbolos.

La estatua del Barón Larrey

Innovador y humanista, Jean-Dominique Larrey (1766-1842) participó en todas las campañas napoleónicas.
Es merecidamente considerado el padre de la medicina de emergencia moderna.

Este pirenaico nacido en Beaudéan en 1766, bien merecía su estatua en Tarbes.

El hombre más virtuoso según Napoleón, aquel cuyo nombre está inscrito en el Arco del Triunfo de París, participó en la batalla de las Pirámides, vio el sol de Austerlitz y sufrió las nieves de Rusia. Esculpido en 1864 por Badion de La Tronchère, Larrey es representado de pie, junto al modelo de ambulancia móvil que diseñó.

Su estatua, situada en el entorno verde y tranquilo de las Allées Leclerc, nos presenta a un Larrey vigilante y austero, dispuesto a curar las heridas del mundo.

El monumento al Tango

Creado en 2007 por la escultora Estela Treviño y por el ingeniero Alejandro Coria, es una obra abstracta (no figurativa), que representa el espíritu del tango.

Es un monumento con una gran carga simbólica, que sella la amistad y la colaboración con Argentina. Su forma se inspira en el alma del bandoneón, cuyo fuelle, parte emblemática del instrumento, sin la cual no habría sonido, se enrolla sobre sí mismo, mientras se eleva para abrirse hacia el cielo infinito. La obra nos revela un juego seductor, una mezcla de forma, ritmo, armonía, movimiento y contrapunto, que forma parte de sus genes.

Construida con 2 toneladas de acero inoxidable sobre un pedestal, a las que se añaden otras 2 toneladas de hierro de anclaje por debajo de la superficie, la estatua alcanza los 5 metros de altura con un volumen de 9 m3.

Las estatuas modernas

Las dos estatuas más recientes, el jugador de rugby en la rotonda del Estadio Maurice Trélut y el caballo Géronimo situado delante de la explanada du Carmel, ¡nos revelan la trasposición de las tradiciones populares de la ciudad a sus plazas públicas!

Tras haber hecho triunfar a sus fuentes, Tarbes forma parte de una nueva era urbana evocadora de esta tierra del rugby y cuna natural del caballo anglo-árabe, al que sigue representando.

¡El «colosse de l’ovalie» (de Jean-Louis Toutain) y el «cheval fier» (esculpido por Emmanuel Kieffer) nos ofrecen puntos de referencia adicionales para comprender y amar Tarbes!